julio 15, 2011

End of an era

Tenía muchas cosas en mente, pero realmente no sé cómo empezar. Sí, esto que voy a escribir va a ser muy, pero muy sentimental, lo cual tal vez no sea demasiado común en mí.


Los días previos del estreno de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte parte 2 no estuve ni ansiosa, ni frenética, ni mucho menos. Para nada, los viví con mucha normalidad y hasta pasaron rápido. El día incluso pasó rápido, y sé que muchos hubieran deseado que así fuera para ellos. Pero no, algo no podía estar bien ahí.


Nunca fui de esas fanáticas locas de Harry Potter, bueno, sí fanática loca, pero no de demostrarlo demasiado (excepto cuando tenía nueve años y me hice la cicatriz en la frente con la punta de un compás): ni disfraces, ni gritos histéricos en las películas, ni llantos descomunales al final de cada una. No me caracterizo por nada de eso, pero como la previa de esta película fue diferente, era de suponer que también lo sería el después. 
Para cuando llegué al cine (mucho más tarde de lo que había prometido, obvio), mis amigos ya estaban primeros en la fila. Yo estaba muy contenta con mi improvisado disfraz de Ravenclaw (sí, un buzito azul y una corbata que me salió $70 en Tienda Inglesa, y que compré cinco minutos antes de llegar), hablando tonterías, bastante hiperactiva, gritona y ansiosa. Ya estaba planeando todas las fotos que me iba a sacar con los carteles, pero el tiempo no pasaba. Y por suerte, y de forma muy insólita, nos dejaron entrar a la sala una hora y media antes del comienzo de la película.


Tenía ganas de correr, de saltar, pero los del cine nos pidieron (por nuestra seguridad, supuestamente) que no lo hiciéramos. Pero yo temblaba, y la mina que nos daba los lentes 3D nos tomaba el pelo y decía "tranquilos, respiren, tanquiilos". Para ellos era como todo un espectáculo.


La hora y media resultó pasar mucho más rápida que si hubiésemos estado en la cola, seguíamos tonteando y eso, pero creo que yo no era consciente de que eso era el final. Ni yo, ni nadie, eh. Todos aplaudíamos, aclamábamos la película.. y cuando se apagaron las luces, todos gritaban como desesperados (yo incluida, pero no se crean que lo hago siempre).


No voy a poner ningún spoiler de la película, por más que todos conozcan el final. Ni "ay, me encantó esta escena, esta no, qué tierna tal otra", porque me parece bastante absurdo. Lo que sí quiero que sepan es que no pude disfrutar del todo los momentos emotivos de la película por los ESTÚPIDOS en el cine haciendo "ahhhhhh", "uhhhhhh", "JAJAAJAJA", "Ron!!!!!!", y que sepan que los odio por eso. Estaba lleno de fangirls (y fanboys eh) que no paraban de chillar, de aplaudir en cualquier parte y arruinar todos los momentos lindos.


El problema fue cuando la película terminó. Como es usual, todo el mundo aplaudía como loco, pero me di cuenta que ni Ferniz ni Vax, al igual que yo, estaban aplaudiendo. Los tres nos quedamos helados, mirando fijo los créditos, sin mover un pelo. Fuimos los últimos en salir, todavía en estado de shock.


Nos distendimos un poquitín sacándonos fotos con los carteles, poniendo caras bobas y todo, hasta que éramos los últimos en el cine y en todo el shopping (tanto que las puertas se cerraron atrás de nosotros). Pero ahí estábamos, en la puerta del Mc Donald's de afuera con una sensación de vacío, mirándonos las caras, haciendo comentarios de la película, pero sin demasiado entusiasmo. Igual nos sacamos una foto con un auto parecido a un Ford Anglia


Bajoneamos con un café. Y sí, eso es todo. Cada uno para su casa, después de dos horas de terminada la película. Pero no fueron dos horas cualquiera, fueron dos horas en las que los tres sentíamos que algo había terminado, que las cosas habían cambiado; los tres teníamos un vacío, como si algo si nos hubiera muerto adentro.


Cuando fui al baño, me miré al espejo y me di cuenta que sí era generación Potter. Ya no tengo siete años, tengo dieciocho, y lo último que quedaba de Potter, acababa de terminar. Tal vez muchos no lo entiendan, pero yo crecí con Harry Potter, estuvo ahí en todos los momentos de mi vida, y siempre, según mi estado de ánimo, agarraba "la Biblia" y leía el capítulo que más me gustaba de cualquier libro, porque sabía que me iba a sacar una sonrisa. Podrán pensar que soy una tonta y todo lo que quieran, pero no sé qué sería de mi vida si no hubiera tocado ese primer libro, ese Harry Potter y la Piedra Filosofal editorial Emecé. 


Antes de salir al cine, mi mamá me dijo algo que era verdad "hoy se te cierra esta etapa", y sí, podrá haber Pottermore, otro libro, todo lo que quieran. Nunca voy a dejar de amar a Potter, pero siento que hay algo que nunca va a volver.









So I will miss the train ride in
And the pranks pulled by the twins
And though it's nowhere I have been
I'll keep on smiling
From the times I had... with them


Atte.,
Leta

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